domingo, 23 de septiembre de 2012

El barril de Diógenes: Diógenes, el cínico

El barril de Diógenes: Diógenes, el cínico - ¿Qué quieres de mí? -dijo el rey - Que te apartes y no me quites el sol -contestó el sabio. El sabio y el rey suelen encontrarse en los cuentos, en las leyendas y en las anécdotas. En ésta el reyes Alejandro Magno, Alejandro el Grande, el monarca veinteañero, hermoso, rubio, afeitado, aficionado al baño y al aseo, refinado, fastuoso, explorador de la Tierra, amo del mundo, jefe de tropas y señor de pueblos. Y el sabio es Diógenes el cínico, Diógenes el Perro, el filósofo desarrapado, barbudo, maloliente, mendigo, habitante de un tonel, dueño de una capa y de un morral, dominador de sí mismo y amo de su libertad. El cinismo no fue una escuela a pesar del título de esta ponencia. Una escuela filosófica era una doctrina o inspiración intelectual mantenida por un grupo de personas dirigidas por un escolarca, y un edificio o sitio fijo de encuentro. Antístenes acostumbraba a conversar en el gimnasio de Cinosarges, lugar de donde procedería el nombre "cínico", como "estoico" del pórtico Stoa o, "académico" del jardín de Academo ; tal gimnasio solía ser frecuentado por jóvenes y forasteros de baja estofa y condición, lo cual es coherente con el cinismo, que siempre tuvo marginados entre sus seguidores y desposeídos entre sus adeptos. Pero los cínicos nunca tuvieron afición por la Escuela; es más, eran enemigos explícitos de ella, y además Antístenes no compartió el repudio por las ciencias, las normas y las convenciones, ni tuvo el talante provocador que caracteriza al cinismo.

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